lunes, 26 de septiembre de 2016

Jimena Prado y Lula Curioca

La Espera

Sé lo que tengo que hacer. Me he aprendido la fórmula de memoria. Hoy soy infeliz pero sé que si cumplo con las reglas al pie de la letra, llegaré a ese estado dorado de gloria y plenitud.

Durante años, pongo todo mi esfuerzo y dedicación en lograrlo. Me deshago de todo y me quedo sola para no distraerme de mi gran objetivo. Se vuelve mi único deseo y obsesión. No rompo ninguna regla ni cedo a ningún placer, porque sé que lo que me espera será aún mejor. Vivo en la oscuridad para no gastar ni un rayo de luz del día que sé que pronto llegará. Subo cada escalón y lo vislumbro a lo lejos. Trabajo cada día y siento cómo se acerca poco a poco. Hay días en que parece más cerca; otros en que se aleja un poco; sin embargo, no pierdo la esperanza porque imagino la gloria que me espera.

Toda mi vida dedicada a este momento. Quiero sentirlo, escucharlo y saborearlo. Quiero sentir el oro en mi piel, la juventud en mi cuerpo, las recompensas que he soñado. 


Me quedo sin aliento. En lugar de todo eso que anhelé siento un gran  vacío. Siento la decepción inundar mi cuerpo, y es entonces que mis sentidos se despiertan otra vez y me hago consciente de mi alrededor, pero no hay nada. Me he deshecho de todo y de todos. Me he engañado con la espera de algo que vendría, pero hoy que llega, estoy vacío.

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