lunes, 5 de diciembre de 2016

De allá para acá
Héctor Cabrera

De allá para acá todo es más sencillo. Cruzar la frontera mexicana no representa ningún riesgo para ningún extranjero güero. Malka lo sabía, no tenía que hacer mucho más que sonreírle al oficial. Sin embargo, Malka estaba preocupada. Era ya la segunda vez que se fugaba, antes con Max y ahora sin él. Porque, en realidad, el amor nunca es suficiente para una chica guapa. Nunca había visitado México, nunca había pensado en la existencia de México, nunca había pensado en huir a México. Malka tenía que remontarse mucho para tratar de acordarse de sus clases de geografía, aquellas que había abandonado cuatro años atrás para huir con un comandante en jefe estadunidense. En aquellos tiempos, Malka no lo pensó dos veces y se marchó sin avisar, enamorada y llena de energía. Ahora estaba sola, escapando de aquél amor, intentando salvarse a sí misma de la monotonía. Aunque jamás lo habría dejado entrever, a Malka la había sorprendido la reacción de Max al llegar a América. Todas las promesas que le susurró al oído por el Pacífico, se habían ahogado en el mar cuando tocaron tierra. Max veía a Malka como su trofeo conquistado en guerra, nada más. Con el paso del tiempo, Malka quedó olvidada en la sala del pequeño departamento de aquel fuerte militar. Congelada, como si fuera de bronce y no de carne, esa era Malka hasta hoy. Cuando sin cautela, planeo su escapada, multiplicó lo que cobraba una prostituta por el número de noches que ella pasó dentro de ese patético lugar y tomó el dinero del viejo mueble donde Max escondía sus ahorros, dejándole una nota donde le explicaba que se regresaba a Israel y que el dinero que se llevaba era por todo el amor que se gastó en él.Malka le sonrió al oficial, aquél le hizo la plática con su pobre inglés, la invitó a comer y ella aceptó. Ambos terminaron en un motel de paso, donde Malka comenzaba a construir su nueva aventura. Porque, en realidad, a una chica guapa sólo le gusta aventurarse.

Los nuevos mapas

Héctor Cabrera

Es probable que no hace más de una década, un individuo con educación básica al pensar en mapa lograra visualizar las líneas periferias que dividen las diferentes masas de tierra. Un contorno de lo más básico que ha logrado expandirse a través de los siglos. Un mapa que se construyó en más de un milenio, desde Ptolemy hasta James Cook, pero que en los últimos treinta años ha empezado a existir una deconstrucción del mismo. Primero, Gall-Peters nos presenta un mapa más acertado referente a las masas y sus volúmenes. Sin embargo, actualmente, hasta pensar en una fotografía de la Tierra desde el espacio resulta incierto, puesto que no es más que un registro de luz, una calca. Actualmente, resulta más sencillo pensar en un mapa como los de Chris Kenny que unen diferentes planos creados por el hombre o la naturaleza. Ahora bien, la verdadera cartografía ya no radica únicamente en el espacio, si no en las relaciones que se forman dentro del espacio, el nivel de interacción entre diferentes entes y la conectividad entre sociedades distintas. Hoy, es más certero pensar en el Connectivity Atlas antes que en lo mapas que solían citar “Aquí hay dragones”.